Los estudios están ayudando a combatir la obesidad epidémica ofreciendo pistas acerca de porqué ganamos peso y las mejores formas de perderlo.

Una investigación publicada en octubre de 2011 en el New England Journal of Medicine descubrió que las hormonas pueden influir en la regulación del apetito y, en consecuencia, ganar peso. Los investigadores sometieron a una dieta baja en calorías a 50 personas con sobrepeso u obesas durante 10 semanas. Antes de que comenzara la dieta, los investigadores midieron los niveles de las hormonas involucradas en el control del apetito: leptina, ghrelina, péptido YY (PYY), polipéptido inhibidor gástrico, péptido glucagonoide 1, amilina, polipéptido pancreático, colecistoquinina e insulina. También midieron los niveles de estas hormonas al final de la dieta y de nuevo 62 semanas más tarde.

Los investigadores descubrieron que hasta un año más tarde de la pérdida de peso, había reducciones en las hormonas supresoras del apetito leptina, PYY y colecistoquinina. Mientras tanto, los sujetos tuvieron un aumento de ghrelina, polipéptido inhibidor gástrico y polipéptido pancreático, hormonas que nos animan a comer. Además, los participantes en el estudio comunicaron un incremento significativo en el apetito y el hambre. 

"Un año después de la reducción de peso inicial, los niveles de los mediadores circulatorios del apetito que estimulan la recuperación del peso después de haber perdido peso por una dieta, no vuelven a los niveles registrados antes de la pérdida de peso", concluyeron los investigadores. "Pueden ser necesarias estrategias a largo plazo para contrarrestar este cambio y evitar la recaída en la obesidad". 

Varios estudios adicionales revelan cuáles pueden ser esas estrategias. El Polyglycoplex (PGX), un revolucionario complemento alimentario de fibra, ha demostrado abordar significativamente los cambios en las hormonas que controlan el apetito. Un estudio de 2010 publicando en el European Journal of Clinical Nutrition demostró que el PGX subía los niveles de la hormona supresora del apetito PYY, reduciendo al mismo tiempo los niveles de la hormona ghrelina, estimuladora del apetito. 

El resveratrol, un antioxidante encontrado en el vino tinto, las uvas y otras frutas y verduras, también se ha visto que afecta a las hormonas del apetito. En un estudio publicado en noviembre de 2011 en la revista Cell Metabolism, investigadores holandeses siguieron a 11 hombres obesos que tomaron 150 gramos de resveratrol al día o un placebo. Tras 30 días, cada grupo recibió el complemento opuesto. Durante el ensayo, los investigadores siguieron el ritmo metabólico de los sujetos midiendo su gasto de energía, su almacenamiento de grasas, su quema de grasas, los niveles de azúcar en la sangre y la presión sanguínea.

Los investigadores comprobaron que el grupo con resveratrol quemaba más calorías y tenían menores niveles de insulina y glucosa en la sangre, menos almacenamiento de grasa en el hígado y menores niveles de marcadores inflamatorios en sangre. Aunque el estudio es pequeño, el equipo de investigadores cree que es un punto de partida para más estudios sobre el efecto del resveratrol en la obesidad.