La mascarilla está diseñada para hidratar la piel, debe igualar el tono, devolver la suavidad a la piel seca y eliminar la descamación, actuando como un delicado exfoliante. Entre los componentes activos del producto, señalaré: - el salicilato de betaína es una combinación de ácido salicílico exfoliante con un agente hidratante betaína (neutraliza las bacterias patógenas, normaliza la microflora, exfolia las células muertas y mejora la salud general de la piel); - Aminoácido natural arginina (protege contra los rayos UV, regenera y cura la piel, estimula la microcirculación); - extracto de miel (hidrata, mejora el microrelieve de la piel, le da firmeza y elasticidad, tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas); - alantoína calmante; - los extractos de plantas (caléndula, milenrama, árnica de montaña, ajenjo, raíz de mostaza amarilla, anís) tienen propiedades antioxidantes y curativas. La mascarilla está hecha de 100% algodón. No es muy denso, pero tampoco delgado. Es agradable al tacto. Los patrones se ajustan perfectamente a mi rostro. La máscara se asentó uniformemente, no se encogió ni se arrugó. No hay olor como tal, el aroma es apenas perceptible. Huele a flores. La impregnación es de gel y hay mucho. Pensé que tendría que enjuagarme la cara después de aplicar la mascarilla. Pero no, en 20 minutos se absorbió casi por completo. Después de quitarse la mascarilla, hubo una ligera pegajosidad, que desapareció en 5-10 minutos. Me gustó la máscara. Ella humedeció bien la piel, la dejó suave y tersa. La piel se veía fresca y descansada.
